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Que Es La Santificación Por El Espíritu Santo?

Que Es La Santificación Por El Espíritu Santo
Dr. Antonio Gómez Fraire Pastor de la Iglesia Bautista Bíblica de la Gracia de Gómez Palacio, Dgo. Santificación, simplemente significa apartados para Dios y tiene varios usos en la Biblia. Una persona que confía en Cristo es santificada para siempre por la Sangre de Cristo, la Palabra de Dios dice en Hebreos 10:10 ‘En esta voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre’ Y una vez más, dice en Hebreos 10:14 ‘Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados’ Así que, hay un sentido en que todo aquel que ha confiado en Cristo para salvación, por su muerte expiatoria es apartado para Dios por siempre.1.

Pero hay un sentido en el que los cristianos se apartan más y más para Dios, leyendo, meditando y siguiendo la Palabra de Dios. Uno se convierte más y más en hombre o mujer de Dios amando la Palabra del Señor y viviendo por ella. Cristo oró así en Juan 17:17 por los discípulos y por todos nosotros cuando dijo: ‘Santifícalos en tu verdad; tu Palabra es verdad’ Lo mismo se da por inspiración divina en Hechos 20:32.

Hablando a los ancianos o predicadores de la Iglesia en Éfeso, Pablo dijo: ‘Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.’ En este sentido, la santificación de un cristiano es un proceso hecho de limpieza, de construcción del carácter cristiano y de crecimiento, para llegar a ser la clase de cristiano que se aparta cada vez más para Dios por medio de la palabra de Dios.2.

  1. La obra de la santificación la efectúa el Espíritu Santo.
  2. En 1Pedro 1:1-2 dice: ‘Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Asia y Bitinia.
  3. Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas.’ Cuando estos creyentes fueron salvos, fueron apartados –santificados- para Dios por el Espíritu Santo.

Es el Espíritu el que convence y regenera al pecador perdido cuando confía en Cristo. Es entonces el Espíritu Santo el que usa la Palabra de Dios para edificarlo o apartarlo más y más para el servicio de Dios. Por eso podemos hablar de la santificación del Espíritu.

  • Lo cual nunca deberá confundirse con la llenura del Espíritu Santo.
  • Ya que la llenura del Espíritu es una capacitación especial de poder para ganar almas y no es lo mismo que la santificación.
  • Bien nos haría también recordar que la Biblia no enseña la perfección impecable.
  • No hay cristiano que no peque.1Juan 11:8 dice.

‘Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no esta en nosotros.’ En Romanos 6:19-22 Pablo dice: ‘Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para SANTIFICACIÓN presentad vuestros miembros para servir a la justicia.

Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Más ahora habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la SANTIFICACIÓN, y como fin la Vida Eterna.’ Cuando se nos perdona, se nos declara justos por el sacrificio de Cristo.

“LA SANTIFICACIÓN: SU DEFINICIÓN” | pastor Sugel Michelén. Predicaciones, estudios bíblicos.

Es aquí donde entra la doctrina de la santificación. La santificación es el estado de santidad que se imparte al creyente por la obra del Espíritu Santo que vive ahora en él. Aunque todos los cristianos pecamos, el Espíritu Santo nos guía a una vida que se caracteriza por el arrepentimiento, obediencia y crecimiento, es decir, una vida convertida o cambiada.

  1. Una evidencia de nuestra salvación.
  2. La santificación la hace posible la Gracia de Dios por Fe en Jesucristo.
  3. Al haber recibido a Cristo, fuimos justificaos.
  4. Ahora con Cristo viviendo en nosotros, hemos empezado una vida nueva.
  5. Su Espíritu nos guía a vivir una vida de obediencia, amor y buenas obras.
  6. Por supuesto, no para salvación, sino porque ya tenemos salvación) Pudiera añadir que, la santificación es el resultado de nuestra relación con Dios.

Dios no quiere que después de haber sido declarados justos continuemos en nuestra antigua manera de vivir. Hemos sido llamados a separarnos el pecado. Deberemos ceder a que el Señor nos instruya en su camino y nos dé el poder para vivir una vida santa.1Tesalonicenses 4:3-5 dice: ‘Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios.’ Esto nos debiera hacer entender que Dios desea que los que lo conocen para salvación se distingan claramente de los que no lo conocen, y esto es, en toda área de nuestra vida.

  • Luego en el verso 7 dice: ‘Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación’ Dios le bendiga y entienda por favor, que la santificación y las buenas obras nunca toman el lugar de la justificación la cual es solo por gracia por medio de la fe.
  • Nuestro comportamiento dista mucho de la perfección que Dios demanda.

Pero sí, por amor a Dios y al avance de su obra en la tierra, Dios nos ayude a vivir en santidad delante de un mundo hundido en inmundicia de la cual solo el poder de la sangre de Cristo puede limpiar. Etiquetado: Biblia / predicaciones / sana doctrina / Santificación / Sermones
Sermon • Submitted 5 years ago La obra del Espíritu Santo en los creyentes permite llevar una vida santa, dedicada al servicio de Dios y conformada a su semejanza. ‘fuego’ implica la obra del Espíritu Santo de purificación y juicio. para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.

  1. La santificación es una parte necesaria de ser cristiano.
  2. Ver también ; Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, Huid de la fornicación.

Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

  1. Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
  2. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

¿Qué es la santificación en la Biblia?

2. La Santificación en el Nuevo Testamento: –

En Cristo soy Santificado de una vez por todas! 1 Corintios 6:11(RVR1960):» Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.» En mi experiencia estoy siendo Santificado,1 Corintios 6:17 (RVR1960): « Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.»; 2 Corintios 3:17-18 (RVR1960): «Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. «; 1 Pedro 1:22 (RVR1960): «Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;». Como un proceso que el Espíritu Santo realiza, conforme dependemos de Él. La exhortación que hace el nuevo testamento respecto a la santificación es en este aspecto experiencial y progresivo.1 Tesalonicenses 4:7 (RVR1960):»Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.» ; 1 pedro 1:15-16 (RVR1960): «sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.»; Romanos 8:29 (RVR1960): « Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.» En el futuro, ocurrirá la transformación de nuestra naturaleza y seremos apartados de la presencia del pecado. Entonces la santidad Posicional y Experiencial se fundirán en un acuerdo perfecto.1 Juan 3:2-3 (RVR1960): «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.»

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¿Qué significa la palabra santificación?

1. Definición: – La palabra santificación quiere decir «apartar». Es el hecho de que una vez que somos puestos en Cristo, somos colocados para siempre como posesión de Dios. Efesios 1:13-14 (DHH): «Gracias a Cristo, también ustedes que oyeron el mensaje de la verdad, la buena noticia de su salvación, y abrazaron la fe, fueron sellados como propiedad de Dios con el Espíritu Santo que él había prometido.

Este Espíritu es el anticipo que nos garantiza la herencia que Dios nos ha de dar, cuando haya completado nuestra liberación y haya hecho de nosotros el pueblo de su posesión, para que todos alabemos su glorioso poder.» Efesios 4:30 (DHH): « No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva.» 1 Corintios 6:9-12 (RVR1960):» ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.

¿Qué dice la Biblia sobre la santidad?

LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DEL ESPÍRITU SANTO – Iglesia de Dios Que Es La Santificación Por El Espíritu Santo Que Es La Santificación Por El Espíritu Santo Mas nosotros debemos dar siempre gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salud, por la santificación por el Espíritu y la fe de la verdad (2 Tesalonicenses 2:13). Ya se ha dicho que santificación, en el término original, se refiere a algo que ha sido separado o consagrado a Dios.

  1. Y cabe entonces la pregunta, ¿separado de qué? Y la respuesta necesaria, separado del pecado para servir a Dios.
  2. En el llamado de Dios a la santidad, la Biblia pone como referente ineludible la santidad de Dios, de hecho, Santo es uno de los nombres con que se describe a Dios (2 Reyes 19:22; Salmo 89:18; Isaías 5:19, 24; 10:20; 12:6; 29:19; 30:12; 30:15; 37:23; 41:14, 16, 20; 43:3, 14; 45:11).

A Jesús también se le menciona como «El Santo de Dios» (Marcos 1:24; Lucas 4:34). La santidad es parte del carácter de Dios. En la visión del profeta Isaías, este escucha las voces de los serafines que decían el uno al otro: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria (Isaías 6:3).

  1. Es la misma adoración de los cuatro seres vivientes en la revelación de Juan: y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir (Apocalipsis 4:8, RV60).
  2. De acuerdo a este atributo que tiene Dios, Él nos llama a que seamos santos en todas las áreas de nuestra vida.

Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos; porque yo soy santo (1 Pedro 1:15-16, RV60). En la cita anterior, el apóstol Pedro escribe que Dios nos llama a reflejar su carácter santo, pero ante este llamado, nos damos cuenta de que, como seres humanos, tenemos un grave problema: Nosotros, por nosotros mismos, no somos santos y, como no podemos encontrar la santidad en nosotros mismos, nos preguntamos ¿Quién realizará la santidad en nosotros y cómo lo hará? La respuesta está en Dios pues ha enviado a su Santo Espíritu para que nuestras vidas sean transformadas por su poder.

El Espíritu Santo como santificador de nuestras vidas Nosotros, en cambio siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes; hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad (2 Tesalonicenses 2:13, NVI).

Como podemos ver en este texto, el que realiza la obra santificadora es el Espíritu Santo. El Espíritu inicia su obra sellando las vidas de aquellos que, oyendo la palabra de verdad, creen en el evangelio de salvación. En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13).

El Espíritu Santo no solo nos sella como propiedad de Dios, sino que nos hace nacer de nuevo De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios –dijo Jesús. ¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? –Preguntó Nicodemo. –¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer? –Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios –respondió Jesús– (Juan 3:3-5, NVI).

El nuevo nacimiento es la obra santificadora del Espíritu Santo. Esta obra es inmediata, ya que limpia nuestras vidas con la Sangre de Jesucristo. Esta es una obra de regeneración instantánea que solo Dios puede hacer, porque nadie puede limpiarse a sí mismo de sus pecados.

Por ello, el apóstol Pablo refiere que, antes de haber conocido a Cristo, estábamos muertos en delitos y pecados. Y de ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados (Efesios 2:1). Sin la regeneración o nuevo nacimiento, el hombre depravado por naturaleza, es un cadáver espiritual.

Ante esta realidad, el muerto no requiere que se le cure poniéndole parches, untándole una pomada o administrándole un medicamento, porque no se trata de un enfermo, sino de un muerto. ¡Sí, un muerto espiritual! Por ello, requiere una nueva naturaleza, y para ello se necesita que «nazca de nuevo».

Nacer de nuevo tiene que ver con los siguientes puntos: 1. Ser compungido (apenado y afligido) en el corazón.2. Oír la Buena Nueva: «Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados».3. Debe operar en él un sincero arrepentimiento de los pecados cometidos.4. Hacer pública su fe a través del Bautismo en el nombre de Jesucristo.5.

Como resultado recibirá el perdón de sus pecados.6. Y el don del Espíritu Santo. Esto está referido, en el primer sermón del apóstol Pedro, dirigido a aquellos judíos que asistían a celebrar la fiesta de Pentecostés, cuando dijo: Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

  • Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo (Hechos 2:36-38).
  • La Santidad es Posicional Al ser perdonados por la acción redentora de Jesucristo y recibir el Espíritu Santo, la vida del creyente es santificada de manera instantánea.
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A esta santidad instantánea se le llama Santidad Posicional, ya que somos justificados por la gracia mediante la fe en Jesucristo, y esta santificación es la posición que Dios da al creyente, por haberle separado de la esclavitud del pecado, para servir a Jesucristo.

  • Es por ello que el apóstol Pablo, cuando escribe en sus epístolas, se dirige a los miembros de una iglesia local, llamándoles Santos.
  • Desde luego que no lo hacía porque habían alcanzado la perfección, sino porque habían sido lavados en la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios.
  • Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Timoteo el hermano, a la iglesia de Dios que está en Corinto, juntamente con todos los santos que están por toda la Acaya (2 Corintios 1:1).

Como podemos ver en este texto, todo creyente es considerado parte del grupo de los «Santos», no porque ya hayan alcanzado la perfección, insistimos, sino porque han sido separados del pecado para servir a Dios. La Santidad también es Progresiva o Gradual Aunque el creyente haya sido regenerado, esto no implica la ausencia de la naturaleza pecaminosa en su vida, esta sigue allí.

Entonces surgen estas preguntas: ¿Cómo vencer a esta naturaleza? ¿Cómo se puede superar la ira, la envidia, los deseos pecaminosos y demás obras de la carne detalladas en Gálatas 5:19-21? La respuesta es que: debemos andar en el Espíritu y no debemos satisfacer los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa, (Gálatas 2:16).

Andar en el Espíritu Santo, es dejar que Dios siga obrando en nuestras vidas a través del Fruto de su Espíritu, esto lo menciona el apóstol Pablo en Gálatas 5:22 y 23: Mas el fruto es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.

El Fruto del Espíritu de Dios nos hace amarle y amar a los demás (Amor), estar siempre alegres (Gozo), vivir en paz con Dios y con todos (Paz), nos hace tolerantes y pacientes (Tolerancia), amables (Benignidad), tratar bien a los demás (Bondad), tener siempre confianza en Dios (Fe), ser humildes y sencillos (Mansedumbre) y saber controlar nuestros deseos (Templanza).

En lo natural, las frutas salen de los árboles, porque está en su naturaleza, de la misma manera, estas virtudes fructifican en la vida del creyente por la acción del Espíritu Santo en él. A esta etapa de la vida cristiana se le conoce como Santificación Progresiva o Gradual, ya que todo creyente está en el proceso de crecimiento espiritual, donde necesita a Dios todo el tiempo.

  • Cada creyente debe tener el deseo de cuidar su vida espiritual, ya que la Palabra de Dios le amonesta a abstenerse de las cosas que lo llevan al pecado.
  • En lugar de dar pie a cometer un pecado, es mejor buscar ser lleno del Espíritu Santo.
  • Efesios 5:15-18 (NVI), dice: Así que tengan cuidado de su manera de vivir.

No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.

  1. Aunque la santificación es obra del Espíritu Santo, no debemos pensar de la siguiente forma: «Como es el Espíritu Santo el que obra en mi vida, entonces yo no debo hacer nada».
  2. Quien piensa así está equivocado, pues la santificación progresiva es el resultado del trabajo primario del Espíritu de Dios y complementario del creyente, que colabora activamente; esto se evidencia con los siguientes pasajes bíblicos: Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios (2 Corintios 7:1).

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:1-2).

Conclusión: El Espíritu Santo hace nacer al creyente a la vida nueva que viene de Dios y le sustenta en ella. Esta vida nueva es un milagro de Dios que demanda del creyente su disposición a la influencia del Espíritu Santo, para andar en Él; que se traduce en una vida activa, responsable y anhelante de la llenura de Su Santo Espíritu.

Bibliografía: • Fundamento Doctrinal. Iglesia de Dios (7º día), febrero 2017. • John C. Ryle, «Santidad». Editorial Peregrino, 2010. • Leo J. Trese, «El Espíritu Santo y su tarea». Editorial Rialp, 2011. • John R.W. Stott, «Sed llenos del Espíritu Santo». Editorial Caribe, 1967.

Gerard Blocha y Philippe Gruson, «El Espíritu Santo en la Biblia». • SBU (2000) La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamento. (Versión Reina-Valera 1909). Corea: Sociedades Bíblicas Unidas. • La Santa Biblia (2000). Corea: Sociedades Bíblicas Unidas (Versión Reina-Valera 1960). • SBU (1999) La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional.

Sociedades Bíblicas Unidas. : LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DEL ESPÍRITU SANTO – Iglesia de Dios

¿Cuál es la importancia del Espíritusanto en nuestras vidas?

LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DEL ESPÍRITU SANTO – Iglesia de Dios Que Es La Santificación Por El Espíritu Santo Que Es La Santificación Por El Espíritu Santo Mas nosotros debemos dar siempre gracias a Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salud, por la santificación por el Espíritu y la fe de la verdad (2 Tesalonicenses 2:13). Ya se ha dicho que santificación, en el término original, se refiere a algo que ha sido separado o consagrado a Dios.

Y cabe entonces la pregunta, ¿separado de qué? Y la respuesta necesaria, separado del pecado para servir a Dios. En el llamado de Dios a la santidad, la Biblia pone como referente ineludible la santidad de Dios, de hecho, Santo es uno de los nombres con que se describe a Dios (2 Reyes 19:22; Salmo 89:18; Isaías 5:19, 24; 10:20; 12:6; 29:19; 30:12; 30:15; 37:23; 41:14, 16, 20; 43:3, 14; 45:11).

A Jesús también se le menciona como «El Santo de Dios» (Marcos 1:24; Lucas 4:34). La santidad es parte del carácter de Dios. En la visión del profeta Isaías, este escucha las voces de los serafines que decían el uno al otro: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria (Isaías 6:3).

  1. Es la misma adoración de los cuatro seres vivientes en la revelación de Juan: y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir (Apocalipsis 4:8, RV60).
  2. De acuerdo a este atributo que tiene Dios, Él nos llama a que seamos santos en todas las áreas de nuestra vida.

Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos; porque yo soy santo (1 Pedro 1:15-16, RV60). En la cita anterior, el apóstol Pedro escribe que Dios nos llama a reflejar su carácter santo, pero ante este llamado, nos damos cuenta de que, como seres humanos, tenemos un grave problema: Nosotros, por nosotros mismos, no somos santos y, como no podemos encontrar la santidad en nosotros mismos, nos preguntamos ¿Quién realizará la santidad en nosotros y cómo lo hará? La respuesta está en Dios pues ha enviado a su Santo Espíritu para que nuestras vidas sean transformadas por su poder.

El Espíritu Santo como santificador de nuestras vidas Nosotros, en cambio siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes; hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad (2 Tesalonicenses 2:13, NVI).

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Como podemos ver en este texto, el que realiza la obra santificadora es el Espíritu Santo. El Espíritu inicia su obra sellando las vidas de aquellos que, oyendo la palabra de verdad, creen en el evangelio de salvación. En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13).

El Espíritu Santo no solo nos sella como propiedad de Dios, sino que nos hace nacer de nuevo De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios –dijo Jesús. ¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? –Preguntó Nicodemo. –¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer? –Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios –respondió Jesús– (Juan 3:3-5, NVI).

El nuevo nacimiento es la obra santificadora del Espíritu Santo. Esta obra es inmediata, ya que limpia nuestras vidas con la Sangre de Jesucristo. Esta es una obra de regeneración instantánea que solo Dios puede hacer, porque nadie puede limpiarse a sí mismo de sus pecados.

  1. Por ello, el apóstol Pablo refiere que, antes de haber conocido a Cristo, estábamos muertos en delitos y pecados.
  2. Y de ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados (Efesios 2:1).
  3. Sin la regeneración o nuevo nacimiento, el hombre depravado por naturaleza, es un cadáver espiritual.

Ante esta realidad, el muerto no requiere que se le cure poniéndole parches, untándole una pomada o administrándole un medicamento, porque no se trata de un enfermo, sino de un muerto. ¡Sí, un muerto espiritual! Por ello, requiere una nueva naturaleza, y para ello se necesita que «nazca de nuevo».

Nacer de nuevo tiene que ver con los siguientes puntos: 1. Ser compungido (apenado y afligido) en el corazón.2. Oír la Buena Nueva: «Jesucristo murió en la cruz por nuestros pecados».3. Debe operar en él un sincero arrepentimiento de los pecados cometidos.4. Hacer pública su fe a través del Bautismo en el nombre de Jesucristo.5.

Como resultado recibirá el perdón de sus pecados.6. Y el don del Espíritu Santo. Esto está referido, en el primer sermón del apóstol Pedro, dirigido a aquellos judíos que asistían a celebrar la fiesta de Pentecostés, cuando dijo: Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo (Hechos 2:36-38). La Santidad es Posicional Al ser perdonados por la acción redentora de Jesucristo y recibir el Espíritu Santo, la vida del creyente es santificada de manera instantánea.

A esta santidad instantánea se le llama Santidad Posicional, ya que somos justificados por la gracia mediante la fe en Jesucristo, y esta santificación es la posición que Dios da al creyente, por haberle separado de la esclavitud del pecado, para servir a Jesucristo.

Es por ello que el apóstol Pablo, cuando escribe en sus epístolas, se dirige a los miembros de una iglesia local, llamándoles Santos. Desde luego que no lo hacía porque habían alcanzado la perfección, sino porque habían sido lavados en la sangre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Timoteo el hermano, a la iglesia de Dios que está en Corinto, juntamente con todos los santos que están por toda la Acaya (2 Corintios 1:1).

Como podemos ver en este texto, todo creyente es considerado parte del grupo de los «Santos», no porque ya hayan alcanzado la perfección, insistimos, sino porque han sido separados del pecado para servir a Dios. La Santidad también es Progresiva o Gradual Aunque el creyente haya sido regenerado, esto no implica la ausencia de la naturaleza pecaminosa en su vida, esta sigue allí.

Entonces surgen estas preguntas: ¿Cómo vencer a esta naturaleza? ¿Cómo se puede superar la ira, la envidia, los deseos pecaminosos y demás obras de la carne detalladas en Gálatas 5:19-21? La respuesta es que: debemos andar en el Espíritu y no debemos satisfacer los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa, (Gálatas 2:16).

Andar en el Espíritu Santo, es dejar que Dios siga obrando en nuestras vidas a través del Fruto de su Espíritu, esto lo menciona el apóstol Pablo en Gálatas 5:22 y 23: Mas el fruto es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.

El Fruto del Espíritu de Dios nos hace amarle y amar a los demás (Amor), estar siempre alegres (Gozo), vivir en paz con Dios y con todos (Paz), nos hace tolerantes y pacientes (Tolerancia), amables (Benignidad), tratar bien a los demás (Bondad), tener siempre confianza en Dios (Fe), ser humildes y sencillos (Mansedumbre) y saber controlar nuestros deseos (Templanza).

En lo natural, las frutas salen de los árboles, porque está en su naturaleza, de la misma manera, estas virtudes fructifican en la vida del creyente por la acción del Espíritu Santo en él. A esta etapa de la vida cristiana se le conoce como Santificación Progresiva o Gradual, ya que todo creyente está en el proceso de crecimiento espiritual, donde necesita a Dios todo el tiempo.

  1. Cada creyente debe tener el deseo de cuidar su vida espiritual, ya que la Palabra de Dios le amonesta a abstenerse de las cosas que lo llevan al pecado.
  2. En lugar de dar pie a cometer un pecado, es mejor buscar ser lleno del Espíritu Santo.
  3. Efesios 5:15-18 (NVI), dice: Así que tengan cuidado de su manera de vivir.

No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu.

Aunque la santificación es obra del Espíritu Santo, no debemos pensar de la siguiente forma: «Como es el Espíritu Santo el que obra en mi vida, entonces yo no debo hacer nada». Quien piensa así está equivocado, pues la santificación progresiva es el resultado del trabajo primario del Espíritu de Dios y complementario del creyente, que colabora activamente; esto se evidencia con los siguientes pasajes bíblicos: Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios (2 Corintios 7:1).

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:1-2).

Conclusión: El Espíritu Santo hace nacer al creyente a la vida nueva que viene de Dios y le sustenta en ella. Esta vida nueva es un milagro de Dios que demanda del creyente su disposición a la influencia del Espíritu Santo, para andar en Él; que se traduce en una vida activa, responsable y anhelante de la llenura de Su Santo Espíritu.

Bibliografía: • Fundamento Doctrinal. Iglesia de Dios (7º día), febrero 2017. • John C. Ryle, «Santidad». Editorial Peregrino, 2010. • Leo J. Trese, «El Espíritu Santo y su tarea». Editorial Rialp, 2011. • John R.W. Stott, «Sed llenos del Espíritu Santo». Editorial Caribe, 1967.

  • Gerard Blocha y Philippe Gruson, «El Espíritu Santo en la Biblia».
  • SBU (2000) La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamento.
  • Versión Reina-Valera 1909).
  • Corea: Sociedades Bíblicas Unidas.
  • La Santa Biblia (2000).
  • Corea: Sociedades Bíblicas Unidas (Versión Reina-Valera 1960).
  • SBU (1999) La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional.

Sociedades Bíblicas Unidas. : LA SANTIFICACIÓN POR MEDIO DEL ESPÍRITU SANTO – Iglesia de Dios